El hombre y su sueño (Parte I...)
Quizás, una de las historias del mundo del automóvil más bonita y no del todo conocida por la mayoría es la que protagonizó un hombre sin duda adelantado a su tiempo, Preston Thomas Tucker. Nacido allá por el 21 de Septiembre de 1903 en Michigan, fue capaz de revolucionar la tecnología en diversos campos con sus ideas tremendamente innovadoras.
Su pasión por el automóvil comenzó desde una edad muy temprana cuando a los 16 años arregló él mismo un viejo coche familiar y a continuación, ayudado por su don de gentes, lo vendió apuntando las maneras de emprendedor que le seguirían durante toda su vida. Pasados unos años comenzó a trabajar como policía de su ciudad. Y no lo hizo precisamente por atrapar ladrones, sino para tener acceso a los garajes de la policía que por aquel entonces tenía los mejores coches del mercado. Así, Tucker se pasaba las horas libres que disponía con los mecánicos del departamento aprendiendo de primera mano la última tecnología de la época. De hecho, se dedicó a modificar el coche patrulla que tenía asignado (entre otras cosas le instaló calefacción) lo que le valió un castigo que acabó desembocando en su renuncia al puesto.
Su vena empresarial le empezaba a llamar con fuerza y así comenzó a trabajar como vendedor de coches en Michigan para, al poco, convertirse en jefe de una cadena de concesionarios de coches de lujo en Memphis. Grandes cantidades de dinero comenzaban a entrar en su vida. Gracias a su nuevo estatus y su entusiasmo por los automóviles y la competición se desplazaba cada año a ver las
Su primer trabajo fue nada menos que la construcción de diez Ford V8 de competición para Henry Ford, pero diversos inconvenientes y retrasos impidieron la culminación del proyecto en la fecha indicada. La compañía se trasladó a Indianápolis para continuar la fabricación de coches de competición hasta el fallecimiento de Millar en 1943.
Tras este duro golpe Tucker vuelve a Michigan para intentar crear su propia compañía. Pronto comienza a trabajar para el Gobierno construyendo un carro de combate. Este fue rechazado pues superaba las
Decidido a revolucionar el mundo del automóvil, Tucker funda
Pero su visionaria mente no se quedó ahí e ideo algo nunca visto hasta la fecha, la comercialización de innumerables accesorios (radios, maletas, tapicerías,…) y piezas de repuesto así como la venta de franquicias a los futuros concesionarios, antes incluso que los coches estuviesen en producción, hecho que le valió unos ingresos millonarios. Lo que, sin duda, era una revolución en el mercado automovilístico se convirtió en un grave problema para Tucker.
El 26 de Septiembre de 1947 el presidente de la junta directiva de
Uno de los empleados de Tucker, el ingeniero Frank Millender Kincaid, corroboró la acusación que pesaba sobre Preston. Declaró que nunca pensó que fuesen a producir ningún coche pues la compañía nunca compró ningún tipo de maquinaria de montaje con lo que Tucker no se podría comprometer a finalizar el proyecto. Esto chocaba con el hecho que
Tras el receso en el juicio, el jurado declaró inocente a Preston y sus asociados el 22 de Enero de 1950. Terminaba así un calvario de varios años que, como mucha gente afirmó, fue instigado por los grandes fabricantes de automóviles que temían el éxito de Tucker. Pero el daño era ya irreparable pues, durante el tiempo que duró el juicio, se produjo una situación de pánico entre compradores potenciales, concesionarios, proveedores y accionistas, que veían peligrar sus intereses. La planta fue cerrada y sus empleados despedidos, para después ser embargados tanto sus activos como su fábrica. Tucker Corporation había desaparecido.
Pese a todo, la buena reputación de Tucker quedó intacta e incluso se hizo más popular. Inversionistas de Brasil llamaron a su puerta para que construyera un coche de competición al que llamarían “Carioca”. Desgraciadamente Tucker fallecería antes de poder disfrutar de los beneficios de ese proyecto. Era el 26 de Diciembre de 1956.
Como ironías del destino, Tucker “se tomo la revancha” años después de su desaparición pues el fiscal que de una manera tan agresiva ordenó la investigación por fraude, Otto Kerner, fue encausado y condenado a prisión por fraude en la bolsa, convirtiéndose en el primer juez federal en ir a la cárcel.
Muchos expertos coincidían, y aún hoy coinciden, en afirmar que si a Tucker le hubieran permitido trabajar y producir su novedoso y revolucionario automóvil, hubiera cambiado la historia y habría hecho tambalear a los grandes y tradicionales fabricantes de automóviles de Detroit.
1 comentario:
Acojonao me he quedao....
Si señor...conocía la historia pero no tan al detalle...y tambien he visto alguna que otra vez la pelicula....
Estoy de acuerdo en la característica de visionario de Mr. Tucker y en lo que hubiera podido pasar pero...De cualquier forma lo que se desprende de la vida de este personaje, es que la confianza en uno mismo y el coraje siempre deben ser tus aliados en cualquier proyecto que acometas y no dejarte amedrentar por las dificultades, que el lógico devenir..., pongan en tu camino...con un objetivo hasta el final...
Si señor...
Ah...por cierto quien es el que vota varias veces en las encuestas...??
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