16/1/08

El hombre y su sueño (Parte I...)

Quizás, una de las historias del mundo del automóvil más bonita y no del todo conocida por la mayoría es la que protagonizó un hombre sin duda adelantado a su tiempo, Preston Thomas Tucker. Nacido allá por el 21 de Septiembre de 1903 en Michigan, fue capaz de revolucionar la tecnología en diversos campos con sus ideas tremendamente innovadoras.

Su pasión por el automóvil comenzó desde una edad muy temprana cuando a los 16 años arregló él mismo un viejo coche familiar y a continuación, ayudado por su don de gentes, lo vendió apuntando las maneras de emprendedor que le seguirían durante toda su vida. Pasados unos años comenzó a trabajar como policía de su ciudad. Y no lo hizo precisamente por atrapar ladrones, sino para tener acceso a los garajes de la policía que por aquel entonces tenía los mejores coches del mercado. Así, Tucker se pasaba las horas libres que disponía con los mecánicos del departamento aprendiendo de primera mano la última tecnología de la época. De hecho, se dedicó a modificar el coche patrulla que tenía asignado (entre otras cosas le instaló calefacción) lo que le valió un castigo que acabó desembocando en su renuncia al puesto.

Su vena empresarial le empezaba a llamar con fuerza y así comenzó a trabajar como vendedor de coches en Michigan para, al poco, convertirse en jefe de una cadena de concesionarios de coches de lujo en Memphis. Grandes cantidades de dinero comenzaban a entrar en su vida. Gracias a su nuevo estatus y su entusiasmo por los automóviles y la competición se desplazaba cada año a ver las 500 Millas de Indianápolis. Allí fue donde consiguió convencer a Harry Miller, el fabricante de motores de competición más laureado en las 500 Millas de la época, para construir juntos sus propios coches de competición. Se fundaba así la Miller & Tucker, Inc. Era el año 1935.

Su primer trabajo fue nada menos que la construcción de diez Ford V8 de competición para Henry Ford, pero diversos inconvenientes y retrasos impidieron la culminación del proyecto en la fecha indicada. La compañía se trasladó a Indianápolis para continuar la fabricación de coches de competición hasta el fallecimiento de Millar en 1943.

Tras este duro golpe Tucker vuelve a Michigan para intentar crear su propia compañía. Pronto comienza a trabajar para el Gobierno construyendo un carro de combate. Este fue rechazado pues superaba las 115 mph, muy por encima de las especificaciones de diseño. A pesar de esto, la torreta para el armamento ideada por Preston interesó a la Armada. De esta manera, la desde ese momento llamada Torreta Tucker fue instalada en los botes PT, los bombarderos B-17 y en los B-29. Durante la Segunda Guerra Mundial Tucker se asocia con Andrew Jackson Higgins, constructor de los botes PT y de trenes de aterrizaje, y es nombrado vicepresidente de la empresa y máximo responsable de la división Higgins-Tucker Aviation. En 1943 Tucker decide poner punto y final a su asociación. Comenzaba para él una nueva vida.

Decidido a revolucionar el mundo del automóvil, Tucker funda la Tucker Corporation con la clara y novedosa idea de diseñar y construir un “coche seguro”, que era lo que menos importaba en la época, añadiéndole innovaciones futuristas provenientes de la aviación. Así, quiso partir de un concepto de vehículo con motor trasero, frenos de disco, inyección de gasolina, un salpicadero de materiales blandos y todos los instrumentos detrás del volante y sin exceder su diámetro. Pero lo que ideo sobre el papel no era tan fácil de llevar a la práctica, así que contrató al diseñador Alex Tremulis, el 24 de Diciembre del 1946, y le dio seis días para finalizar el diseño. El día 31 Tucker aprobó el prototipo del coche del futuro, que pasaría a llamarse “Tucker 48” o más comúnmente “Tucker Torpedo”.

Pero su visionaria mente no se quedó ahí e ideo algo nunca visto hasta la fecha, la comercialización de innumerables accesorios (radios, maletas, tapicerías,…) y piezas de repuesto así como la venta de franquicias a los futuros concesionarios, antes incluso que los coches estuviesen en producción, hecho que le valió unos ingresos millonarios. Lo que, sin duda, era una revolución en el mercado automovilístico se convirtió en un grave problema para Tucker.

El 26 de Septiembre de 1947 el presidente de la junta directiva de la Tucker Corporation, Harry Aubrey Toulmin Jr, enviaba una carta a la Comisión de Seguridad e Intercambio del Gobierno, que rige la bolsa de los EE.UU, acusando a Preston de usar los 15 millones obtenidos como subvención de una manera no legítima y fuera de la legalidad. Dicha Comisión investigó lo relatado por Aubrey y el 10 de Junio de 1949 formalizó una acusación a Tucker y seis directivos más de la compañía por fraude. El juicio comenzó el 4 de Octubre de 1949, el mismo día en que el Gobierno cerraba su fábrica, y en él, Tucker se enfrentaba a la grave acusación de no querer fabricar ningún coche sino estafar a la gente con un modelo inexistente. Hasta ese momento estaban finalizadas 37 unidades a las que se añadieron otras 13 que fueron terminadas posteriormente, para completar una producción de 50 unidades, sin incluir el prototipo.

Uno de los empleados de Tucker, el ingeniero Frank Millender Kincaid, corroboró la acusación que pesaba sobre Preston. Declaró que nunca pensó que fuesen a producir ningún coche pues la compañía nunca compró ningún tipo de maquinaria de montaje con lo que Tucker no se podría comprometer a finalizar el proyecto. Esto chocaba con el hecho que la Tucker Corporation estaba en la nave de un solo techo más grande del país (usada durante la guerra para la construcción de motores de avión), lo que levantaba muchas sospechas. Por este motivo Kincaid dejó la empresa. Lo que en realidad ocurría era que los 50 coches, prototipos como los llamaba Tucker, estaban siendo construidos a mano. Al no ser coches de producción éstos sufrieron numerosos cambios de una unidad a otra por lo que una vez finalizados todos eran distintos entre si. Para agravar la situación, la investigación y los sumarios fueron filtrados a la prensa, haciendo hincapié en ciertos aspectos del trabajo de producción del coche que no funcionaban muy bien, o en la calidad y fiabilidad del coche, sin tener en cuenta que no eran modelos definitivos sino prototipos.

Tras el receso en el juicio, el jurado declaró inocente a Preston y sus asociados el 22 de Enero de 1950. Terminaba así un calvario de varios años que, como mucha gente afirmó, fue instigado por los grandes fabricantes de automóviles que temían el éxito de Tucker. Pero el daño era ya irreparable pues, durante el tiempo que duró el juicio, se produjo una situación de pánico entre compradores potenciales, concesionarios, proveedores y accionistas, que veían peligrar sus intereses. La planta fue cerrada y sus empleados despedidos, para después ser embargados tanto sus activos como su fábrica. Tucker Corporation había desaparecido.

Pese a todo, la buena reputación de Tucker quedó intacta e incluso se hizo más popular. Inversionistas de Brasil llamaron a su puerta para que construyera un coche de competición al que llamarían “Carioca”. Desgraciadamente Tucker fallecería antes de poder disfrutar de los beneficios de ese proyecto. Era el 26 de Diciembre de 1956.

Como ironías del destino, Tucker “se tomo la revancha” años después de su desaparición pues el fiscal que de una manera tan agresiva ordenó la investigación por fraude, Otto Kerner, fue encausado y condenado a prisión por fraude en la bolsa, convirtiéndose en el primer juez federal en ir a la cárcel.

Muchos expertos coincidían, y aún hoy coinciden, en afirmar que si a Tucker le hubieran permitido trabajar y producir su novedoso y revolucionario automóvil, hubiera cambiado la historia y habría hecho tambalear a los grandes y tradicionales fabricantes de automóviles de Detroit.

1 comentario:

redjj dijo...

Acojonao me he quedao....

Si señor...conocía la historia pero no tan al detalle...y tambien he visto alguna que otra vez la pelicula....

Estoy de acuerdo en la característica de visionario de Mr. Tucker y en lo que hubiera podido pasar pero...De cualquier forma lo que se desprende de la vida de este personaje, es que la confianza en uno mismo y el coraje siempre deben ser tus aliados en cualquier proyecto que acometas y no dejarte amedrentar por las dificultades, que el lógico devenir..., pongan en tu camino...con un objetivo hasta el final...

Si señor...

Ah...por cierto quien es el que vota varias veces en las encuestas...??