18/11/07

BMW Driver Training


5.50 de la mañana. Como todos los días suena el despertador para ir a trabajar. Pero, un momento, ¿hoy no es sábado? Claro que si, pero no un sábado cualquiera, es el sábado del BMW Driver Training en el circuito de Jerez y yo voy a estar en él!!

A las 7.00 quedé con mi primo, que también iba a participar, en la puerta de mi casa con quién tras llegar a su hora inicié un viaje que se hizo muy corto. Llegamos al circuito sobre las 8.00 y nada más ver el aparcamiento del mismo empezamos a darnos cuenta de en dónde nos habíamos metido. Allí, el resto de participantes de la jornada iban dejando sus coches. Los que menos 325ci o Z4 3.0 pasando por diversas series 5 y terminando en un 630i y dos 645i. Ni que decir tiene que nosotros dimos el cante en un Golf, pero ¿a quién le importa eso si íbamos a pasar la mañana burreando BMWs?

Tras recibir una tarjeta acreditativa, fuimos reunidos en uno de los palcos VIP del circuito en donde recibimos una charla teórica sobre conocimientos generales de la conducción, sistemas electrónicos de ayuda a la conducción y diversas técnicas al volante que pondríamos en práctica durante el día. A continuación bajamos al paddock y nos hicimos la correspondiente foto oficial de grupo entre unos 335ci que parecían decirnos “se mira pero no se toca”. A partir de aquí, leña.

Tras dividirnos los treinta participantes en cinco grupos de seis, no dirigimos a la primera prueba, “control de tracción en curva mojada”. Una calle delimitada por conos formada por una recta que terminaba en una curva a izquierdas de 180º y muy cerrada, y por supuesto mojada. Tras hacernos una demostración el instructor, y entre la sorpresa general por el espectacular sobreviraje seguido por un contravolanteo para controlarlo que se marcó el tipo, nos fue tocando uno a uno. Llegado mi momento, me puse a los mandos de un espectacular 120d con paquete M. Primera sensación, un volante pequeño y grueso para una dirección extremadamente sueva pero muy directa. El instructor me indica que ha quitado el control de tracción y que empiece a acelerar hasta llegar en segunda a 40 km/h para que una vez dentro de la curva pise el acelerador a fondo. Dicho y hecho, arranco, me sitúo en la velocidad indicada y dentro de la curva piso a fondo. Resultado, un subviraje y hago un recto tremendo hacia una valla. Ante mi sorpresa por resultado obtenido teniendo en cuenta que el coche es tracción trasera, le pregunto al instructor el motivo contestándome que el resultado depende de factores como el giro del volante, el momento de la aceleración, el suelo y demás. Volviendo al punto de inicio, me conecta nuevamente el control de tracción para repetir la prueba. Simplemente impresionante. El coche va sobre raíles y no se va de su trayectoria ni una pizca. Cuando el coche comienza a perder tracción y entran en juego los sistemas electrónicos de control se percibe una sensación extraña dentro del coche pues este reacciona con unas ligeras sacudidas que lo fuerzan a seguir por donde debe. Magnífico. Dos veces se hizo este ejercicio.

Una vez concluida la primera prueba y con todo el mundo con una sonrisa en la cara, nos dirigimos a la siguiente, la “frenada asimétrica”. Una recta que presentaba en su parte final una superficie amarilla mojada y muy deslizante. Se haría una prueba de frenada con ABS y sin ABS en el momento en que las ruedas derechas del coche estuvieran sobre la superficie deslizante y las otras sobre el asfalto. A los mandos de un 118i, el instructor me explica sobre la marcha el ejercicio. Básicamente, acelerar a tope hasta ponerse en segunda y frenar a tope. Sin ABS os podéis imaginar el resultado, una perdida de control total y un trompo más que notable que no se podía controlar por mucho contravolanteo que hice. Al realizarlo con ABS, el coche se mantuvo en línea recta sin desviarse absolutamente nada de su trayectoria, notándose en el pie derecho el característico temblor del sistema de frenado. Otra vez más se realizó este ejercicio para percatarnos de lo necesario que es este sistema de frenada.

Acto seguido, la tercera y más espectacular prueba, el “doble cambio de carril”, también conocido como prueba del alce. Una larga recta que presentaba un obstáculo en medio de la trayectoria. Este obstáculo debía ser esquivado en el último momento realizando un giro a derechas para luego enderezar el coche y volver a girar a izquierdas para volver a entrar en la recta por la que veníamos. Todo esto delimitado por conos que se suponía no debíamos tocar. Me puse a los mandos de un 120i para realizar la prueba, y como siempre el instructor me dio las claves para realizarla. Acelerar a tope, ponerse entre 60-70 km/h y manejar la dirección con movimientos bruscos. Ante mi asombro, el instructor me dijo algo que se me quedó grabado para el resto del día: “No te preocupes, el coche no es tuyo, así que dale caña”. Dicho y hecho, piso a fondo en primera y subo hasta segunda notando el enorme empuje de los 170 cv, percatándome en seguida de lo rápido que me estoy acercando al obstáculo. Ya encima, volantazo a derechas, enderezo, volantazo a izquierdas y enderezo. Todo esto pasó en un par de segundos y el coche ni se inmutó. Era como si lo hubiese hecho a 20 km/h. El camino de conos se terminaba y el instructor quería que volviésemos al punto de inicio pisando a tope, así que una vez dejados los conos atrás, giro cerrado de derechas con el pie a fondo y dejando que el coche hiciese el resto. Perfecto. Otra vez en el punto de inicio, se volvió a repetir la prueba pero en esta ocasión esquivando el obstáculo hacia la izquierda. Mismas sensaciones y retorno al punto inicial con el pie a fondo. ¡Qué gozada!

Tras esta liberación de adrenalina pasamos a la siguiente prueba, “zigzag” a lo largo de una línea de conos, en segunda y a una velocidad baja. El objetivo era tomar pericia con el manejo del volante y visto desde fuera parecía fácil pero os garantizo que no lo era. Pese a ir lento el coche se acercaba a los conos más rápido de lo que podía parecer desde fuera y la consecuencia directa era que si querías pasar entre los conos debías manotear sobre el volante a una velocidad bastante considerable y sin salirte de la trayectoria. Cada uno hicimos la prueba cuatro vez y yo no conseguí hacerla sin tirar al menos un cono.

Por último, nos tocó realizar la quinta y última prueba, “frenada de emergencia con esquivado de obstáculo”. Una larga recta de conos que presentaba al final un obstáculo. Se debía acelerar a fondo hasta llegar a 60 o 70 km/h para frenar a tope justo antes del obstáculo y dar un volantazo para esquivarlo hasta detenerse. Una vez subido en el 118d y tras escuchar las indicaciones del instructor, comienzo a acelerar a fondo. Vaya tela como empuja el condenado a bajo régimen. Mientras me fijaba en el obstáculo y la salida, el instructor me iba indicando la velocidad y el momento de frenar: “40, 50, 60, ¡frena!” Pisar a tope el freno, notar el ABS y volantazo de izquierdas. El coche siguió por la trayectoria marcada y se paró tras recorrer pocos metros. Una vez parado te da tiempo a pensar en todo lo que has hecho en un instante. Volvemos a repetir la prueba pero esta vez esquivando el obstáculo hacia la derecha obteniendo un comportamiento del coche idéntico al relatado. Una vez que todos terminamos la prueba, el instructor llamó a la jefa de instructores para ver si ya nos mandaba nuevamente al palco o si daba tiempo a hacerlo una vez más. Por fortuna nos dijeron que podíamos hacerlo una vez más. Esta vez, cuando me subí al coche nuevamente recordé la frase de la mañana: “El coche no es tuyo”, así que me disponía a apretar de verdad. Con todo listo comienzo a apretar desde parado aprovechando hasta el final la primera y tras un rápido movimiento de la palanca de cambios… se me viene el coche abajo ¿Qué ha pasado? Pues pasó que con al palanca tan corta y superdirecta de esta Serie 1 había metido cuarta. A mitad de recta frené, metí segunda y salí de los conos despacito para volver al punto de inicio y volver a intentarlo. Pero esta vez sería distinto pues no me paré en la salida. Ya que iba en segunda, ¿qué mejor que pisar desde el principio? Así pues inicié la prueba lanzado y con el pie a fondo, vaya que si. “50, 60, 70, 80, ¡frena!” Entré mucho más rápido y con una frenada más brusca sin que al coche le importase mucho. Resultado perfecto y me fui con la alegría de haber hecho reaccionar al instructor que al verme llegar tan rápido a lo conos reaccionó instintivamente poniendo la manos en el salpicadero. UUUEEEEEEEE!!

Pero todo llega a un final y nos tuvimos que marchar al palco nuevamente para recibir un diploma acreditativo del curso. Entre risas y aplausos lo íbamos recibiendo uno a uno junto con un cd con fotos de la jornada. Luego de una breve charla de despedida nos fuimos todos en dirección al aparcamiento para irnos por donde habíamos venido no sin antes pararnos junto a la pista del circuito para ver los 335ci rodando a tope en el curso de conducción deportiva (quién sabe si el próximo que hagamos).

Una vez subidos al único coche no BMW del parking pusimos rumbo a casa con una sonrisa de oreja a oreja por la fantástica jornada de conducción vivida… y pensando en la tarde que le quedaba por delante a Arjona.

3 comentarios:

Oboman dijo...

Ante todo. UUUUUUUUUEEEEEEEEEEEEE!!

Realmente ha debido ser una experiencia inolvidable, por mas que me lo imagine supongo que no podré acercarme ni de lejos a las sensaciones al límite que tuvisteis la suerte de disfrutar ayer.

Hoy en día nadie hace coches cuyo comportamiento se asemeje al de un BMW. Las marcas que por potencial tecnológico podrían acercarse no consiguen llegar al nivel de la casa de la hélice.

Mercedes-Benz. Sigue priorizando aspectos como el lujo y el confort antes que la deportividad y su innegociable estándar de cambio automático en los modelos superiores la deja en clara desventaja.

Audi. Los modelos S y RS son muy apreciados pero el planteamiento de tracción total y motor sobrealimentado es rechazado por los mas puristas ya que no transmite las mismas sensaciones que un “todo atrás” y la progresividad de un motor atmosférico de alto régimen de giro.

Y realmente no hay mas.

Todo esto deja a la Bayerische Motoren Werke sola en la cumbre como la marca que construye los mejores turismos prestacionales del mundo.

Quiero ver mas fotos! Quiero la crónica de Arjona!

Javi dijo...

La verdad que la sensación a la hora de conducir es inexplicable. Ya sólo el puesto del conductor es perfecto. Un asiento bajo y envolvente con un volante pequeño y grueso para una dirección sueve y directa. Además una palanca de cambios pequeñísima que mete las marchas rápidamente situada muy cerca de la mano, como el resto de instrumentos.

Por cierto, que gran futuro le esperar al BMW Sauber Team para 2008!!

Oboman dijo...

Por cierto que Heidfeld es enano. Ese corre con ventaja!!